Master Chef fue un pasaje a la aventura, el boleto en mi bolsillo, un fuerte empujón para arrojarme a la pasión por la cocina.

Allá por 2014 desembarcaba Master Chef en Argentina, unos de los programas de cocina más exitosos del mundo, y allí estaríamos en busca de un pasaje a la aventura.
Llegar con la preparación de mi plato en una pequeña heladera al hipódromo de Palermo, donde había mas de 500 aspirantes a participar del programa muy bien equipados y acompañados de sus familias, me llevo a sentirme regalado.

pero rápido me encontré con otros locos como yo y planeamos festejo compartido por sí uno ganaba para meterle impulso anímico al otro, y clavar festejo futbolero.
Fue así, que logre ser uno de los 50 elegidos para seguir en carrera, llevarme la cuchara y enfrentarme al desafío de mostrar mi cocina frente al jurado.

Una de las mejores cosas de participar en Master Chef fue conocer gente, como al Chef Bonsay, que me saco esta gran foto, q.e.p.d querido amigo.

Y a Leo, un excelente cocinero, y gran persona sobre todo, juntos haríamos de las nuestras en el Festival Raiz.
Obtener la cuchara y pasar al siguiente nivel, fue algo grandiosamente inesperado y así fuimos, a pura tonada, lagrimas emotivas y cocina a corazón abierto.

Nos enfrentamos cara a cara contra un tridente de chefs, muy picantes, integrado por Donato de Santis, German Martitegui y Christophe Krywonis un jurado muy exigente por cierto.

a lo que se sumo la aparición de un cuarto chef sorpresa para tirar una bomba. El lomo estaba muy bien, pero la papa estaba zarpada en reducción de aceto balsámico, diría mi abuelo pica cuando entra pica cuando sale.
Sin mas que agregar, aquí arrancaba un giro 360 en mi vida, la cocina arraso marcando su pulso en cada latir, alimentando la eterna curiosidad y las ganas de crear, reinventar y reinventarme al cocinar.

Master Chef fue un pasaje a la aventura, el boleto en mi bolsillo, ese impulso anímico, que me dio un fuerte empujón para arrojarme a la pasión por la cocina.

Esa pasión, por cocinar entro en mi vida como una locomotora y se llevo todo por delante, de la oficina a los cuchillos, mochila, la cámara en mano y la sonrisa como pasaporte.

Mexico fue el lugar para vivir esta gran aventura en viaje de mochila, adestrándome en recorrido por su gastronomía y gente.
Para mandarle Cooking en todas las cocinas de sillón en sillón, probando comidas, conociendo personas, lugares y tradiciones, transformando la cultura en sabor.